ESE NO ES MI PROBLEMA...
ESE NO ES MI PROBLEMA…
En
estos tiempos tan dispersos que vivimos, nuestro accionares en los diferentes
roles de la vida, se ven afectadas por muchísimos factores externos.
Posiblemente, muchos de ellos nos afecten de tal manera que sintamos que nos
hacen cambiar nuestra forma de ser y de actuar. Es lamentable cuando estas
condiciones permean de tal manera que todo lo que hacemos se ve influenciado
por ellas y nosotros de alguna manera buscamos evadirlas no asumiéndolas. Actuamos
en el trabajo o en nuestra casa, y por supuesto en nuestro comportamiento
ciudadano, como si las cosas que acontecieran no tienen que ver con nosotros.
Cuantas veces escuchamos en las organizaciones a trabajadores decir que ellos
sólo hacen su tarea, sin medir las consecuencias o efectos que esa tarea como
resultado pueda tener. Ya se hace problemático en muchas ocasiones el pensar
siquiera solicitarle a la gente que nos da soporte que se quede un poco más en
el trabajo y ni pensar en pedirles un apoyo del fin de semana. Nos hemos
convertido de alguna manera en “quinces y últimos”, sin importar las
consecuencias de nuestro accionar. Lo más lamentable de todo, es que este
comportamiento ha traspasado las fronteras naturales de los cargos bajos y se
está instalando también en supervisores, gerentes y ejecutivos que piensan que
“ellos solos no pueden cambiar las cosas” y por lo tanto, “que pase lo que
tenga que pasar”.
Debemos
retomar nuestra iniciativa y creatividad, despertar ese sentimiento de colaboración
y solidaridad que fue hasta hace poco, sinónimo de venezolanidad. Nos toca
rescatar conceptos importantes como Compromiso e Identidad. Nuestro
comportamiento afecta e impacta a los otros y debemos estar conscientes de ello,
para que nuestro accionar diario se vea influenciado por la responsabilidad que
tenemos de hacer las cosas bien y de colaborar en que otros también las hagan
para que, al final, los resultados en la empresa, en la familia o en la
sociedad sean lo que nosotros esperamos.
Todos
somos responsables de todo. De alguna manera debemos entender que nuestras
acciones tienen un efecto y en la medida que lo hagamos bien, transmitimos a
otros ese sentimiento de poder lograrlo y de entender que es un resultado de todos.
Debemos
Comprometernos en todo lo que hagamos, no como en el cuento de la gallina y el
cerdo, que nos demuestra el grado de participación de estos actores: por una
parte la gallina, quien se involucra de alguna manera aportando su huevo al
desayuno, y el cerdo, quien se compromete con esto al dar su ser en forma de
tocino.
Para
lograr este cambio importante debes:
1.
Conocer e
identificar los objetivos de tú trabajo y el de otros, para que puedas sentir
identificación con los mismos y formen parte de tus proyectos. Al reconocer un
objetivo mayor donde todos estamos involucrados, podemos comprometernos con él
y garantizar nuestro mejor esfuerzo.
2.
Entender y
comprender la importancia del trabajo en equipo y el efecto sistémico de los
procesos. No estoy solo y mi trabajo impacta y afecta a otros.
3.
Da más de ti,
sin importar los límites formales de tú trabajo. En cada participación
adicional, habrá un aprendizaje nuevo y nuevas oportunidades de crecimiento.
4.
Esmérate en la
calidad de tus productos o servicios, sin importar lo que hagas, porque al
entregar un trabajo de calidad, facilitas el trabajo de otros o brindas un
servicio o producto excelente.
Aplica
esta misma receta a tu entorno familiar y ciudadano, así comenzaremos a
cambiar, sin importar lo que hagan los demás, pero a su vez, estaremos
influenciando con nuestro nuevo comportamiento a los otros a sumarse a un
proceso de cambio que nos hará mejores personas, trabajadores y ciudadanos.
Suma
y Multiplica, nunca restes ni dividas.
Saludos,
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
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